miércoles, 27 de abril de 2011

Un pintor del absurdo

Después de leerlo, quede impresionado. No estoy exagerando. La revista Semana, en su reciente edición, publicó un artículo titulado “La noche de los nazis criollos”. Más allá del morbo, porque debo admitir que dicha reunión de este singular grupo realizada en la ciudad de Bogotá; a vísperas de la Semana Santa, me causo curiosidad, hay que hacer una reflexión sobre los verdaderos alcances de la libertad de expresión, que muchas veces han sido tergiversados.

Ellos proclaman en su discurso, como dice el artículo, que han sido víctimas de la censura. La ironía, tan eficaz para evidenciar las contradicciones del ser humano, salta a la vista. Mientras Hitler, nombrado esa noche por uno de los asistentes como “el hombre más grande que ha existido” estuvo en el poder, implantó un régimen de censura que llego a extremos inimaginables.


Un gesto inonfesivo.Ilustracion de Felipe Sánchez Hincapié

Varias obras literarias fueron condenadas a la hoguera, pinturas representativas de los movimientos vanguardistas como el Impresionismo o Expresionismo se exhibieron burlescamente en una exposición que el Fuhrer organizo con el nombre de “arte degenerado” porque según él, y los miembros del partido nazi, se alejaban de los ideales de la raza aria. Cualquier excusa necesitaba Hitler para poder llenar los museos con sus rígidas esculturas de mármol, la “pureza” hecha monigote. Aparte de eso el Holocausto, que condenó a la muerte a millones de judíos, gitanos, homosexuales y personas discapacitadas, fue una clara muestra de hasta dónde podía llegar el absurdo.

Pero igual de absurdo me parece que en un país como Colombia, donde la diversidad de razas y mezclas hacen impensable una raza pura como tal, un grupo como este, denominado la tercera fuerza, la reivindique atoda costa.

Una cosa, y es aquí a donde quiero llegar, es la libertad de expresión y otra muy distinta es darle vía libre a un movimiento que de por si coarta y oprime la misma libertad de expresión; y en eso Hitler fue todo un experto. Nuestra constitución la consagra como un derecho y una verdadera democracia debe proponer y respetar las diferentes maneras de expresarse; porque en la diversidad el pueblo se hace sabio y puede impulsar el desarrollo de grandes iniciativas. Pero quedan muchas dudas cuando se permiten que posturas extremas como las del nazismo, que quieren mantener vigentes este particular grupo, se amparen en este derecho.

El Dadaísmo, uno de los movimientos artísticos más interesantes del siglo XX, por su burla y desafío al arte académico y ortodoxo, retrató el absurdo al que había llegado Europa al finalizar la primera guerra mundial. Más tarde el Surrealismo, con sus delirantes pinturas, presintió la devastación que consumió al viejo continente durante la segunda guerra mundial, iniciada por el mismo Hitler. En estos momentos un pintor del absurdo no nos caería nada mal para retratar este suceso. Aparte de las fotografías, el artículo, que ya ha generado todo un debate en las redes sociales, podría complementarse con una de esas pinturas “degeneradas” que al Fuhrer tanto le disgustaban. Si tenía mis sospechas de que vivimos en el absurdo, esto me lo confirma porque más que permitir la libre expresión, estamos evidenciando nuestra falta de memoria.

Mientras que en Alemania y el resto de Europa este tipo de movilizaciones son prohibidas y su pueblo quiere dejar atrás tan vergonzoso pasado, en un lugar de este planeta tierra del que a veces no quisiera acordarme, llamado Colombia, un grupo de nazis criollos luce orgullosamente sus esvásticas. Sin lugar a dudas una escena perfecta que inspiraría a un pintor del absurdo, para que con sus pinceladas, nos haga caer en cuenta del ostracismo en el que estamos sumergidos.

Felipe Sánchez Hincapié

Este es el enlace del mencionado articulo, publicado en la revista semana:
http://www.semana.com/nacion/noche-nazis-criollos/155478-3.aspx

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