lunes, 18 de abril de 2011

Música para escuchar en el diluvio (Primera parte)


Ilustración de Felipe Sánchez Hincapié

Por estos días la lluvia cubre las calles de Medellín. Pero aparte de eso, las profecias que anuncian el fin del mundo no se han hecho esperar. Al igual que las brujas, soy escéptico de ellas, aunque como dicen las abuelas para argumentar su incredulidad “no hay que creer en ellas, pero de que las hay, las hay”.

Reconozco que a veces me he imaginado como las aguas podrían cubrirlo todo, ahogando nuestras esperanzas y también aquello que conseguimos con tanto esfuerzo. Pero al agua poco le interesa los bienes materiales, y en momentos donde solo es necesaria la supervivencia, tampoco se nos pasa por la mente aferrarnos a ellos.
Pero si Dios le dijo a Noé que construyera un arca; en la que aparte de su familia debía llevar dos animales de cada especie, pues yo he decidido, como medida de prevención, equiparme con lo que mejor me ayudaría a soportar semejante emergencia: Música.

Esta lista, más que una ficha técnica, es la primera parte de una selección acorde a las emociones que me producen las canciones aquí enunciadas; y que sería una improvisación de mi parte no contar con ellas justo cuando el agua lo borre todo. Cabe resaltar que no hay un orden así que los saltos, algunos abismales, se notaran; pero valen más la emociones producidas por un conjunto de canciones así sean dispares sus ritmos. Sin más palabras, esta es mi música para escuchar en el diluvio.

I say a Little prayer – Aretha Franklin:
Definitivamente, la voz de esta mujer seria una excelente plegaria para momentos tan difíciles, como el supuesto diluvio que me motivó a escribir esta lista. A pesar de las contradicciones que despierta el amor, Aretha Franklin canta como si tal sentimiento fuese una bendición para ella. De ahí su encanto, porque nos hace creer en esas plegarias que invocan a nuestro ser amado.
(Imagen tomada de: http://applemurray.blogspot.com/)

Touch me – The doors: Un cambio brusco. De una cándida declaración de amor pasamos a una insinuación desmedida. Jim morrison se luce en esta canción, que bien podría ser la banda sonora de una película erótica o acompañar una coreografía del Moulin Rouge. Nada como seducir el libido escuchando esta delirante melodía.
(Imagen tomada de:http://rateyourmusic.com/release/ep/the_doors/touch_me/)

I am the walrus – The Beatles: No se que hubiera sido de mi, si fuera un joven en los años 60 y me uniera a los hippies. Lo que puedo asegurar es que este sería mi himno. Estrofas incoherentes que me hacen recordar una pintura dadaísta y a Salvador Dalí pintándole un mostacho a la Mona Lisa. Una extraña conjugación en cualquier tiempo, presente, pasado y futuro, donde yo, tu, el, nosotros y ellos terminan siendo la misma persona;que a su vez es una morsa y un hombre huevo que sueña con una sacerdotisa pornográfica y un pingüino en la torre Eiffel ¡Qué acertijo! Canción indispensable para aquellos momentos donde queremos reivindicar el absurdo, así tengamos el agua hasta el cuello.
(Imagen tomada de: http://cucharasonica.com/2011/02/covers-i-am-the-walrus-the-beatles)

White Rabbit – Jefferson Airplane: No hay mejor manera de trasladarnos a la infancia, aquel lugar donde la imaginación es ley, que ver a un conejo brincar en un sendero de corazones mientras Alicia trata de atravesar el reflejo de su espejo. Mas que un ritmo alucinógeno, como buena parte del rock acido de San Francisco, esta canción es un homenaje a esos cuentos de hadas y duendes que algún día soñé con escribir o recorrer los laberinticos caminos que describían.
(Imagen tomada de: http://pkcantexplain.blogspot.com/2010/08/white-rabbit-1967.html)

Arnold Layne – Pink Floyd: ¿Qué hombre no ha pensado en vestirse de mujer? Así el orgullo viril se interponga en nuestra respuesta, muchos hemos decidido atrevernos a cambiar por unos momentos de rol, a pesar de contradecir el orden natural. Confieso que alguna vez lo hice, y me lamento no haber tenido de fondo esta canción. Pero después de encontrarme con ella, miraba el espejo con otros ojos. En medio del diluvio es bueno tener a la mano momentos psicodélicos como este, donde nuestro alter- ego traspasaría límites impensables.
(Imagen tomada de: http://platenkast.web-log.nl/platenkast/2009/02/muziekgeschi-25.html)

El triste – José José: Un gran salto. De la psicodelia británica pasamos al melodrama sonoro mexicano. Hay que admitirlo, este continente es cursi, de ahí su encanto y por eso cantamos a todo pulmón canciones como esta. No hay mejor forma de despedirse de alguien, sacándole en cara todo el tiempo compartido y perdido, para después sentir arrepentimiento por las palabras dichas y notar su ausencia.
(Imagen tomda de: http://www.cuandocalientaelsol.net/el-triste/)

La mujer que yo quiero – Joan Manuel Serrat: El gran Serrat tiene más canciones memorables, pero no se puede negar la belleza de este clásico del enamoramiento. Es anhelar a esa persona que se ama con fuerza, pero también un encuentro con la realidad y las barreras que se interponen en una relación puesta en entredicho por algunos.
(Imagen tomada de: http://www.moragrega.com/serrat/letras/mediterraneo.html)

¿Por qué te vas? – Janette: Tengo dos recuerdos con esta canción. El primero son mis madrugones a la escuela, ambientados por esta canción, que mamá cantaba con nostalgia mientras escuchaba la voz de Colombia y el segundo es la película Cría cuervos de Carlos Saura; el mejor retrato de la infancia que he visto en mi vida, donde se hacen presentes las contradicciones y temores que enfrentamos como niños. La voz de Janette me parece un encuentro con la ternura, pero no la edulcorada, sino esa que necesitamos en momentos tan hostiles como el que estamos viviendo.
(Imagen tomada de: http://moveyourfeettothebeat.blogspot.com/2009/11/jeanette-porque-te-vas-nelue-edit.html)

Felipe Sánchez Hincapié

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