lunes, 20 de junio de 2011

Talento que supera limites


Ilustraciòn de Felipe Sánchez Hincapié

Alguien decía que Colombia es tierra de literatos. No mentía, nadie es ajeno a la inspiración que emanan estas tierras. Desde técnicos de futbol y deportistas, que han dejado para la posteridad frases inolvidables como “perder es ganar un poco” de Francisco Maturana o la acertadísima “Es mejor ser rico que pobre” del gran Pambele, hasta Presidentes como Marroquín, quien se fue a su castillo a las afueras de Bogotá para escribir su tratado de gramática mientras Estados Unidos se hacía suyo Panamá o Belisario Betancourt y sus discursos llenos de exaltación lirica. Eso, sin contar también los libros publicados por capos del narcotrafico, ex secuestrados, médicos y divas de la televisión.

A riesgo de pasar por nacionalista, me hincha de orgullo ver como nuestra patria ha sido cuna de tan insignes escritores. No entiendo como la crítica literaria y algunos intelectuales se quejan de que en Colombia no hay una tradición literaria fuerte. Dejemos ese mal que nos aqueja, denominado por el maestro Fernando Gonzales como “el complejo del hijueputa”. Si no me creen, para la muestra un botón. El pasado 18 de junio un nuevo talento nos dejo boquiabiertos, porque hasta el momento desconocíamos sus dotes; solo lo habíamos visto como ministro de agricultura durante el gobierno de Álvaro Uribe, otro autor representativo de nuestra literatura con sus pasajes costumbristas y pintorescos. Como pasa con los buenos escritores, llegó el momento oportuno para revelarnos su virtuosismo con la palabra; es que con tanta burocracia de por medio era difícil que la musa lo sorprendiera.

“Un cuento” así, sin ningún artificio Andrés Felipe Arias, el Pincher, cómo le dicen las malas lenguas del mundillo literario de este país, publicó en su columna del periódico El Colombiano el primer cuento de su prometedora carrera literaria. Con esa precisión que tienen los buenos cuentistas, teniendo presente que el cuento es el más difícil de los géneros, Arias logra describir paso a paso como un banco, en una tierra tan lejana como esta, repartía a sus habitantes subsidios sin distinción alguna, hasta que la avaricia truncó tan filantrópica labor encarcelando a los inocentes y absolviendo de toda culpa a los que se untaron las manos a costa suya.

¡Brillante! Una perfecta descripción de nuestra condición humana; contaminada por los vicios y la corrupción de algunos pero siempre, para esperanza nuestra, habrá alguien que resista estoicamente las infamias a las cuales se ve enfrentado. Arias, indudablemente, ha escrito una nueva página en esta celebre república, donde la imaginación y realidad son una sola.

Con todo este “Boom” de nuevos escritores espero leer atento otras obras, que de seguro entraran en la selecta lista de clásicos. Ya es hora de que el Procurador Alejandro Ordoñez publique una de sus encíclicas, en momentos como este donde las libertades fundamentales, como la unión entre parejas homosexuales, atentan contra la doble moral de este país, también es hora de que María del Pilar Hurtado, Ex directora del DAS, nos llene de suspenso con una trama llena de intrigas, bajas pasiones y llamadas en espera o al menos nos conformaríamos con una crónica sobre sus fortuitas vacaciones en la tierra del canal, al mejor estilo de los cronistas españoles e ingleses y para rematar no nos caería nada mal, en esta exquisita antología, un libro de cocina escrito por el vicepresidente Angelino Garzón.

Como ven, la creatividad de nuestros laureados escritores supera límites. No hay llamado a indagatoria o investigación en curso que los haga declinar de sus aspiraciones literarias. Y si no pregúntenle a Arias que por lo visto está muy seguro, como el agro, de seguirnos regalando momentos de fantasía y una lección de vida con sus talentosas paginas.

Este es el enlace que los conducirà por un viaje literario sin igual, todo gracias a nuestro autor revelaciòn, Andrès Felipe Arias:
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/un_cuento/un_cuento.asp

Felipe Sánchez Hincapié

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