domingo, 3 de abril de 2011

Reivindicando el nihilismo

(imagen tomada de: http://www.militante.org/node/1570)


Hay muchas formas de hacer resistencia. Algunos optan por los extremos, como lanzar piedras o amordazar sus ideas con una capucha, “vías de hecho”, como las denominan algunos, pero ¿A caso la ley cuando comete excesos no incurre en esas mismas “medidas de hecho”? Otros, a través de la historia, han buscado diversas formas de resistir.

Trascienden en el tiempo porque han sido consecuentes con las emociones que generan, en un intento por hacernos caer en cuenta del camino que estamos tomando, cada vez más cerca del abismo. Pero ante lo ocurrido el pasado 31 de marzo en la Universidad de Antioquia ¿Vale la pena seguir luchando por nuestras ideas? Los abusos por parte del ESMAD y demás miembros de la policía dejan mucho que decir, la actitud que tomaròn unos cuantos encapuchados también. Pero más que nada, el miedo y la zozobra reinantes aquel caótico día, me embargaron en la impotencia de no poder hacer nada frente al avance demoledor del “todo vale”, argumento frívolo que en vez de solucionar empeora los problemas.

No he dejado de pensar sobre si vale la pena seguir reivindicando mis ideas ¡Ahí está el punto!: El nihilismo es la mejor forma de cuestionar y hacer resistencia al conformismo alienante en el que estamos inmersos. Ese mismo disfrazado de “unidad nacional”, de “estilos de vida saludable” que se avergüenzan de nuestro cuerpo; de aferrarnos a lo material, cuando en el último día solo quedara el recuerdo de lo que fuimos y no hicimos.

Si, ese mismo que motivó al surrealismo para retratar los sueños y pesadillas de una civilización que rosaba la barbarie; el de Pedro Almodóvar al filmar las contradicciones de la sociedad española post-franquista; a Marta Minujin y su Partenón de libros, planteándonos una reflexión de como la ignorancia en el poder le teme al conocimiento; a Doris Salcedo, valiéndose de la poesía de los objetos, evidenciar el drama de los desaparecidos en Colombia; a María Teresa Hincapié, quien en una vitrina del centro de Bogotá, puso en escena el silencio que ha sometido a muchas mujeres en nuestro país; a los Rolling Stones para cantar en Gimme Shelter las huellas de la guerra que deja un toro enfurecido sobre las calles.

Más que simplemente declararnos nihilistas, eso sería caer en un facilismo, debemos cuestionar el cómo podemos solucionar esos problemas que nos aquejan, porque el verdadero valor de la resistencia esta en controvertir aquello que la opresión ha dado por sentado.

Felipe Sànchez Hincapiè

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